Entre 1976 y 1983, durante la dictadura argentina, la vida de unos 500
niños y de sus padres cambió de manera radical. Sufrieron una experiencia igual que la de los
aborígenes australianos, como vimos anteriormente. De hecho, estos bebés fueron
robados a sus padres en cuanto nacieron y luego fueron dados a familias
cercanas a los militares.
Hoy en día sólo una centena de esos niños han descubierto sus verdaderos
orígenes, identidad y familia, especialmente gracias a la labor de la
Asociación Madres de la Plaza de Mayo. Se trata de un grupo que ha « recorrido
un largo camino que se inicia un 30 de abril de 1977, en plena dictadura
militar, a instancias de Azucena Villaflor de Vincenti, cuando catorce
mujeres hacen pública la desaparición
forzada de sus hijos a través del accionar genocida del terrorismo de
Estado. » ( http://www.madresfundadoras.org.ar/ ) Entre los que todavía no conocen su
historia, algunos morirán sin saber que las personas a las que han llamado papá
y mamá durante toda su vida en realidad fueron usurpadores.
La dictadura intentó eliminar a todas las oponentes y las mujeres de los
oponentes. Las que estaban embarazadas fueron llevadas a la ESMA, la Escuela
Superior de Mecánica de la Armada. Este edificio conllevaba una maternidad
clandestina al lado de las salas de tortura. Las futuras madres fueron
encadenadas y encapuchadas para que no vieran al niño a quien acabaran de dar a
luz. Después del parto, las llevaron en aviones y las tiraron al mar, desnudas y
vivas.
El 28 de febrero, en un tribunal de Buenos Aires, se abrió el pleito de
ocho antiguos militares, incluyendo los dictadores Jorge Videla y Reynaldo
Bignone, que están acusados de raptos de bebés. Marca un gran momento para la
Historia, a pesar de reavivar algunos de los peores recuerdos de Argentina. Estos
hombres ya han sido juzgados por asesinatos, raptos o torturas, pero es la
primera vez que se juzga el robo de bebés como plano sistemático organizado por
la dictadura.
El juez escuchó con mucha atención el testimonio de la diputada Victoria
Donda, que ahora tiene 34 años, y que publicó el año pasado el relato de su
vida llamado Mi nombre es Victoria.
Ella perdonó a sus padres, pero todos no reaccionan de la misma manera. Por su
parte, la hermana de Victoria, Eva, rechaza la realidad y sigue defiendo al tío
quien la educó haciéndola creer que era su padre. Sin embargo, Adolfo Donda
mató a su propio hermano y a su cuñada, los padres biológicos.
Desde hace 10 años, las asociaciones de defensa de los derechos humanos
están luchando para estos niños robados, pero los falsos padres hacen todo lo
que puedan para no someterse a un examen ADN.
Para mas informaciones:
* El Pais* RTVE
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